Reconciliación
El Sacramento de la Reconciliación (Confesión) ocupa un lugar importante en nuestro viaje espiritual. Sirve como un momento crucial para que reconozcamos nuestras malas acciones, busquemos el perdón y abracemos la gracia de Dios, impulsándonos hacia adelante.
Si bien muchas personas evitan la confesión por temor a ser juzgadas o avergonzadas, es fundamental reconocer que el amor de Dios es ilimitado y nos insta a acercarnos a Él con sinceridad y humildad. A través de la Confesión, tenemos la oportunidad de reparar nuestras conexiones tanto con Dios como con los demás, y de recibir la gracia y la fortaleza necesarias para una vida más plena.
Los católicos deben recibir el Sacramento al menos una vez al año. Se anima a todos a aprovechar este sacramento sanador de forma regular y frecuente para disfrutar del consuelo y la paz de Dios. Antes de acudir al confesionario, conviene hacer un examen de conciencia para reflexionar sobre la relación con Dios y con las personas.
Nuestra parroquia ofrece clases sacramentales para niños. Vaya a la pestaña Educación religiosa para obtener más información.
Horario de confesiones
Confesiones entre semana
Miércoles
18:00 - 18:45
Confesiones de fin de semana
Sábado
18:00 - 18:45
Confesiones de San Jerónimo
Martes
18:00 - 18:45
sólo durante los días escolares
Agendar con cita previa
Si no puede asistir a estos horarios programados, puede llamar a la oficina para programar una cita.
Examen de conciencia
Se puede obtener fácilmente de fuentes seleccionadas una amplia gama de materiales para elaborar un Examen de Conciencia reflexivo, diseñado específicamente para personas en diferentes etapas de la vida. Estos recursos ofrecen orientación e ideas valiosas para ayudar a las personas a reflexionar sobre sus pensamientos, acciones y creencias de una manera significativa y útil para sus experiencias de vida únicas y sus viajes de crecimiento personal.
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Oración del Acto de Contrición
Dios mío, me arrepiento de todo corazón de mis pecados. Al elegir hacer el mal y no hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debo amar sobre todas las cosas. Tengo la firme intención, con tu ayuda, de hacer penitencia, de pecar. no más, y evitar todo lo que me lleve a pecar. Nuestro Salvador Jesucristo sufrió y murió por nosotros. En su nombre, Dios mío, ten piedad.
Amén.